
por William Booth
(Fundador del Ejercito de la Salvación)

- Considere su cuerpo como el templo del Espíritu Santo y trátelo con reverencia y
cuidado. - Guarde su mente activa. Estimúlela con pensamientos acerca de sus prójimos para
quienes usted es llamado a ser algo. - Tome tiempo para ser santo, con oración y lectura diaria de su Biblia.
- Sostenga la causa de Dios. Congréguese con sus hermanos de igual fe.
- Cultive la presencia de Dios. Él quiere penetrar en su vida y lo hará, hasta donde
usted se lo permita. - Lleve a Dios en todos los detalles de su vida. Con naturalidad usted clame con Él
cuando está en aflicción y por cosas más grandes. - Ore por este mundo atribulado y deshecho por la guerra y por los gobernadores que
tienen en sus manos el destino de las naciones. - Tenga un espíritu agradecido por todas las bendiciones de Dios: país, hogar, amigos,
y muchas otras bendiciones. - Trabaje como si todo dependiera de su trabajo y ore como si todo dependiera de sus
oraciones. - No piense en la muerte como algo que debe ser temido, sino como una experiencia
nueva y grandiosa donde amados ya salvados se encuentran y donde las ambiciones
son realizadas.