CAZA DE MARIPOSAS

¡Es hora de que termine con toda la caza de mariposas!  «A medida que los niños atrapan mariposas, las llamativas alas se derriten en sus dedos, ¡y no queda nada más que un gusano feo!» ¡Tal es el fin de todas las ambiciones terrenales! Nos cuestan una cansada búsqueda y si ganamos nuestro deseo, ¡se destruye al aferrarnos a él! ¡Por desgracia, pobre hombre rico, que tiene riqueza, pero ha perdido el poder de disfrutarla! ¡Ay, pobre hombre famoso, que en la búsqueda del honor, ha prendido su vacío! ¡Ay, pobre mujer hermosa, que al hacer una conquista de un corazón falso, ha atravesado el suyo con tristeza eterna! Una cacería de mariposas pone a un niño en peligro, lo cansa, lo hace tropezar y a menudo, termina en la desaparición del bonito insecto. Sin embargo, si el niño es capaz de derribar a su víctima con su sombrero, ¡ha aplastado la belleza por la que emprendió la persecución, y su victoria lo derrota! El paralelo es claro para todos los ojos. Por mi parte, permítanme antes ser el colegial, corriendo tras el insecto pintado, que su padre preocupándose y cansado de arrebatar algo aún más engañoso. ¡Es hora de que termine con toda la caza de mariposas!  Mis años me están advirtiendo que pronto espero estar con Cristo mismo, y ver bellezas más grandes de las que toda esta creación puede poner ante mí.  Ahora estoy empeñado en no perseguir nada más que lo que es eterno e infinito.  Mantenme en esta determinación, te suplico Señor. Traducido por Wiarly Muñoz G. tomado del libro Flowers from a Puritan’s Garden by Charles Spurgeon, 1883

NINGUNA DE SUS PROMESA FALLARÁ

  POR CHARLES SPURGEON “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” Habacuc 2: 3.  La misericordia podría parecer tardada, pero es segura. El Señor ha establecido, con sabiduría infalible, un tiempo para las salidas de Su poder lleno de gracia, y el tiempo de Dios es el mejor tiempo. Nosotros tenemos prisa; la visión de la bendición estimula nuestro deseo, y acelera nuestros anhelos; pero el Señor guardará Sus señalamientos. Él nunca se adelanta; Él nunca se atrasa. Se dice aquí que la Palabra de Dios es algo vivo que hablará, y que vendrá. No es nunca una letra muerta, como estamos tentados a temerlo cuando hemos esperado largamente su cumplimiento. La Palabra viva viene en camino proveniente del Dios vivo, y aunque pareciera dilatarse, en realidad no se está tardando. El tren de Dios no está retrasado. Sólo hemos de tener paciencia, y pronto veremos por nosotros mismos la fidelidad del Señor. Ninguna de Sus promesas fallará: “no mentirá”. Ninguna de Sus promesas se perderá en el silencio: “se apresura hacia el fin”. ¡Qué consuelo hablará al oído de la fe! Ninguna de Sus promesas necesitará ser renovada como una factura que no pudo ser pagada en el día en que se vencía: “no tardará”. Vamos, alma mía, ¿no puedes esperar a tu Dios? Descansa en Él, y quédate quieta en una paz indecible.